Esta canción hacia furor en las pistas de baile en los años setenta. Aun recuerdo las tardes de sábado, de seis a diez de la noche en la discoteca Galo's de Santurce. Paseo de un lado a otro de las dos pistas de baile, hacíamos un reconocimiento del terreno. Después, discutíamos a que grupo de chicas nos acercabamos para hablar, y tras un consenso un tanto acalorado, nos acercábamos a las damiselas. Ya a unos metros, surgían las miradas, no entre ellas y nosotros, no, todo lo contrario, entre nosotros. Quien iba el primero y rompía el hielo, de nuevo a deliberar. Ellas que nos sacaban un master en estos terrenos, ya se habían percatado de nuestras intenciones y miraban sonriendo nuestro acojono general.
Una vez decidido quien iría en vanguardia, nos acercábamos y después de décimas de segundo y miradas de indiferencia, retrocedíamos ante aquel desastre, no querían saber nada de unos niñatos que bebían coca y tenían la cara llena de granos de adolescencia.
Durante esas horas que duraba la discoteca, intentábamos entablar contacto verbal con el sexo contrario y al final salíamos con una colección de negativas y el ego perdido en alguno esquina de la pista de baile. Aquel sábado no había habido suerte, pero quedaban muchos y el tiempo iba pasando y nosotros íbamos cambiando.
Hoy el Galo's esta cerrado, pero aun conservan sus puertas maltratadas por el tiempo algo especial. Y en su pista de baile resuenan los grupos importantes de la época que dejaron en directo sus notas musicales ante una juventud que despertaba al mundo de los sentidos