sábado, 4 de julio de 2009

UNA NOCHE DE SABADO

Las gotas de lluvia impregnaban la noche de humedad y con armoniosa cadencia elevaban a sinfonía monótona su fin en el cristal de la habitación. Estaba solo, tumbado en el sofá que tantas fiestas nocturnas había soportado sobre sus muelles. La ultima duro hasta altas horas de la madrugada. Aun recuerdo sus ultimas palabras antes de irse "tendrás noticias mías". Susan descubrió las huellas de mi ultima conquista, un pendiente, el muy cabrón se había metido entre los cojines. De nada sirvieron mis explicaciones, la ira y el rencor salían de sus ojos como espadas vengativas.

Yo seguía dando vueltas a aquella frase "tendrás noticias mías". Un sudor frió recorrió mi frente, no podia ser, no , ella no seria capaz. Recordé la llamada de Joe, mi amigo, un poli de la comisaria 23. Me dijo que ella podía ser la autora de un crimen pasional en Chicago, pero que aun no tenia los informes completos, pero que tendría cuidado. Y si es ella?, !crimen pasional!, !Dios mio!.

La noche era propicia, sábado, el edificio estaba practicamente vació. Y nadie preguntaria por mi hasta el lunes entrada la mañana. En un segundo la noche se volvió contra mi, cada rincón, cada ruido ponía a prueba mis nervios. Unos pasos se acercaban por la escalera. Era una mujer, el sonido de tacones la delataban. Poco a poco se acercaban. El sudor salia por cada uno de mis poros. Mis manos temblaban y mis labios secos sujetaban un cigarro.

El clicleaar de los tacones ceso y el timbre sonó."hola cielo soy yo", era Susan, "pasaremos una noche inolvidable, mañana vuelvo a Chicago".

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