sábado, 7 de noviembre de 2009

soylent green (cuando el destino nos alcance)


La película es una adaptación de la novela ‘Make Room! Make Room!’ (‘¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!’), de Harry Harrison, y está dirigida por el siempre reivindicable Richard Fleischer, en cuya carrera hay unos primeros títulos infumables, como ‘Acusado a Traición’, pero, sobre todo, obras magistrales como ‘Impulso Criminal’ o ‘El Estrangulador de Boston’; dentro de la ciencia ficción, el director fue responsable de ‘Viaje Alucinante’ y ’20.000 Leguas de Viaje Submarino’, otros dos títulos memorables de este, en general, poco valorado género.



Si algo caracteriza a las buenas historias de ciencia ficción es que, a pesar del (lejano) momento en que fueron publicadas o estrenadas, y de los medios que contaron los que filmaron la película, el paso del tiempo las cuida, revitaliza, e incluso actualiza. Por esto, entre otras razones, maravillas como ‘2001’ o ‘Blade Runner’ nunca pasarán de moda y siempre serán objeto de debates y reflexiones de todo tipo. Este tipo de historias hablan del ser humano y de los peligros que parece conllevar su evolución. Ya sea por el descontrol de su crecimiento, como en el film que nos ocupa, o por el uso que hace de la tecnología, el hombre parece que está ciego y destinado a acabar, de una forma u otra, rápida o lentamente, con su propia especie. El que la historia transcurra ahora o en el año 3025 es totalmente secundario.


‘Cuando el Destino nos Alcance’ comienza de forma gloriosa recordando, con un montaje de fotos fijas, el comienzo de la industrialización y su posterior desarrollo, hasta llegar al presente. El presente que es la base de un futuro de pesadilla. La película nos plantea una apasionante historia de ciencia ficción que resulta aterradora por lo cerca que parece estar de convertirse en real. Normalmente, este tipo de situaciones suelen situarse en fechas exageradamente tempranas, para resultar más atractivas, pero en esta ocasión parece que se equivocan por muy poco.


El versátil Fleischer nos sitúa en un mundo donde la superpoblación ha provocado un caos que intenta mantenerse bajo control. El control lo dirige la clase dominante, cuya diferencia (en riqueza) con el resto de la población es abismal. Por supuesto, hay escasez de alimento y agua; por cierto, el alimento parece todo menos comida, totalmente prefabricado, y en una de sus variantes, da título al film. El paro es la situación normal, y sólo los que tienen uno tienen privilegios tales como una sucia ratonera donde sudar y caer muerto. El sudor es otro elemento fundamental; el efecto invernadero provoca que un calor asfixiante domine este mundo del… ¿futuro?

1 comentario:

NEKA dijo...

Siempre me han gustado las obras de ciencia ficción, las hay ridículas y hay verdaderas obras maestras, claro igual lo que yo pienso otro no pero en general creo es así.
Proliferan ahora las pelis catastróficas da mucho de si saber la supuesta fecha del fin.
Pero no deja de ser interesante verlas algunas se acercan o pueden acercar a la realidad.
Un saludo

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