LA PLAYA

La Luna llenaba de una tenue luz las aguas de aquella playa, escondida en el acantilado. El suave ir y venir de las olas dibujaba la húmeda sonrisa del agua sobre la arena. Sentada, con los ojos puestos en el infinito y eterno beso entre la noche y el mar, estaba Alisa. La suave y calida brisa de aquella noche rodeaba su piel desnuda, acariciando en un masaje todo su cuerpo.


Por su cabeza pasaban las escenas de aquel día. Su trabajo de agresiva comercial, siempre preocupada de cumplir objetivos. Un trabajo que le daba unos buenos ingresos, pero una vida llena de carencias afectivas. Estaba a punto de perder a Lidia, su pareja. Lidia siempre le decía "de que sirve tener tanto, sino podemos disfrutarlo juntas". Aquellas palabras retumbaban en su cabeza, cuando volvía a leer por milésima vez aquellos resultados de las pruebas médicas. Tenía un tumor en un pecho. Iba a luchar y si la vida le daba otra oportunidad; viviría para ella y su pareja.